lunes, 15 de abril de 2013

Carta de verdad ~ Ariadne y José Carlos.

Ariadne:
Escuché en una película, que existe algo que llaman "the kick"; una patada para despertarte de un sueño. Hasta hoy, nunca lo había sentido. 
Claramente, no es un sueño de lo hablo. Hablo de un estado mental, del que necesitas despertar. Una patada, en ese sentido, sería ese "algo" que te devuelve tu lucidez; aun cuando no la quieres de vuelta. Yo no la quería.

----

La vi, la miré a los ojos y supe que no era mía. Como si no estuviera claro, ya, pedí confirmación. Me dirigí hacia ella y pregunte en voz alta - muy alta quizás- : ¿Que quieres de mi?. 
Ella abrió sus ojos, como sorprendida de verme allí... o quizás sorprendida por la pregunta. 
El tiempo en cámara lenta, le vi separar sus labios y exhalar ese aire y volver a juntarlos.
No dijo nada. 
Me giré entonces para salir a decirte lo que había sucedido, para que me abrazaras y reconfortaras. Sentí su mano en mi hombro y un escalofrío recorrió mi espalda. No me volví para verla. No tuve ni la fuerza ni el valor.
Dijo entonces -: Yo te quiero. Yo te quiero ahora. Te quiero ahora y siempre. 
                          Yo no te amo. No te amo ahora. No se si te amaré mañana.
                          Quiero besarte. Quiero besarte ahora. 
                          Pero quiero besarte no porque mi alma lo añora.
                          Sino porque la tuya lo hace.

-Ya no- susurré con mi cabeza agachada. Esta vez si tuve fuerzas y me volteé para decirle - o gritarle- : Ya no. Ya no hay parte de mi cuerpo que te quiera. No te quiero ahora y no te querré mañana. No te amo ahora y no te amaré mañana. No quiero besarte. Quiero odiarte. Eso. Eso si que es lo que mi alma añora. Ya comienzo a hacerlo. O quizás lo hacía desde antes. No se quien eres y todo lo que parecías ser, ya no lo eres. Olvida que fui tu amigo. Olvida que alguna vez te besé y olvida por sobre todo que te quise.

-----

Con mi garganta irritada de tanto gritar, corrí hacia ti. Estabas parada junto al auto y no sentada adentro como te lo pedí. Me conoces tan bien, siempre me has conocido. Mejor que nadie. No se si fue mi rabia. No se si fue tu figura y tu vestido al viento. No se si fue nuestra conversación de dos días atrás. No se. Solo se que parada allí, fuiste la patada que si necesité. 

Un beso.
Una caricia.
Una lágrima.
Un susurro al oído.
Todo se había ido.

Te amé.    

José Carlos.  
                          
       

Distancia.

La distanicia es todo.
Todo me separa de ti.
Todo me separa de tu boca,
todo me separa de mi.    

La distancia es tu ausencia.
Tu ausencia me enferma.
Tu ausencia me entristece,
tu ausencia es eterna.

La distancia es también tiempo.
Tiempo de tocarte.
Tiempo de imaginarte,
tiempo de besarte.

La distancia no existe.
Por tanto, nada me separa de ti,
ni de tu boca, ni de mi.
Nada me enferma, nada me entristece, nada es eterno.
Pero lo peor de todo es que si la distancia es nada; entonces,
no es tiempo de tocarte, ni de imaginarte, ni de besarte.