En la cima de todo lo que fue el nosotros, estábamos tu y yo. Todo fluía con infinita rapidez y certeza y me sentía en control de todo y, al mismo tiempo, de nada. Subimos cerros y montañas, caminamos calles y laberintos, y en nuestro último amanecer juntos nos golpeó el muro que puso final a nuestros deseos. En ese abrazo del rítmico latir de nuestra respiración nos balanceamos hasta que la cuerda se cortó.
Te miro y no te reconozco. ¿Dónde están los besos que me prometiste? ¿Dónde están las miradas que hablaban de todo un poco sin decir una palabra? Devuélveme todo.
Quiero volver a perder la razón en la caricia de tus cabellos, quiero volver a sentir tus pasos caminando a dos kilómetros de distancia... y reconocerlos, quiero volver a sentir tu boca cerca de mi y escucharte decir algo. Lo que sea.