domingo, 20 de junio de 2010

Dormir ~


No podía dormir, así que tuve que levantarse, pero tampoco tenía claro que haría cuando estuviera allí parado. Es por eso cuando estuvo frente a ella, observándola dormir, se llevó las manos a la cabeza y pensó:- ¿Qué es lo que le estoy haciendo?. El sabía que ella lo amaba, profundamente, y sin embargo, seguía usándola, pero no así, como ustedes piensan. El la usaba, no para jugar con ella. El quería amarla, quería amarla tanto como ella lo amaba a él. Pero era tan difícil hacerlo. Muchas veces se cuestionó eso, si ella fuera la indicada, todo fluiría, no habría que caminar por las calles mirando rostros desconocidos, para ver si hallaba algo mejor. En realidad ya ni siquiera sabía si quería o no deshacerse de ella, era eso lo que pensaba tanto. Por eso estaba ahí ahora, parado, frente a la cama. OH! Pero que bella lucía así, la cortina corrida, dejaba que pasara un rayo de clara luz de luna. ¡Qué suerte!, pensó él. Era todo lo que necesitaba. Ya la amaba. ¡QUÉ TONTO, QUÉ TONTO HE SIDO!, exclamó. Lo inundó la emoción, y saltó a la cama, quería despertarla, y abrazarla, y besarla, porque que hermosos labios tenía. Sobre todo en ese instante. Lucía pálida, y eso a el le encantaba, hacía resaltar un lindo tono rosáceo en sus labios, qué jamas había notado. Sería la oscuridad que jugaba aún mas con sus sentimientos y hacía a cada instante saltar su corazón. Y la luz tenue.
Se le quedó mirando unos segundos, y decidió por fin besarla. Como se despertaban las princesas en los cuentos de hada. ¡Qué lástima que ésto no lo era!. Vaya sorpresa se llevó al descubrir que sus labios rosáceos estaban helados y que no hubo reacción alguna.¡Será que sueña algo hermoso!, que no ha querido despertar.
Lo intentó de nuevo, pero ésta vez, fue él el que se enfrío por completo, cuando descubrió que ella no respiraba, y que si ella estaba fría, era porque no vivía, y que su corazón no latía, no era porque no lo amaba, era porque ya no había alma en ese cuerpo.
Se apuró a prender la luz, y por fin pudo ver el horrible escenario. Todo fue rápido, pero logró ver las pastillas en el velador. Y la nota, la nota por encima de todo.
No pudo mas que abrazarla para quedarse con ella. ¡La he matado, yo fui, cuando ella vivía, yo la maté!

Querido.. no no querido. Solo, Javier:
- Como empezar...

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