En uno de mis tantos movimientos quedé frente a ti, tu no me veías, pero yo si y cada parte de mi deseaba acariciarte como aquella vez. Tu lo recuerdas.
Las luces de la calle atravesaban las ventanas y marcaban tu silueta recostada. Tus brazos, tu espalda, tu cabello. Nunca pensé sentirme tan atraída físicamente hacia alguien, pero estaba llena de deseo. Deseo de ti.
Estiré mi mano y jugué con la tuya, acaricié tu espalda y enredé mis dedos en tu cabello. Todo a veinte centímetros de distancia.
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