sábado, 4 de enero de 2014

A veinte centímetros de distancia.

Recostada mirando hacia el techo, podía sentirte. Estabas tan cerca y a la vez tan lejos, que el dolor se hacía solo mas insoportable. Di mil giros para encontrar la forma más cómoda de dormir y pensar en otras cosas, pero cada fibra de mi quería levantarse y acercarse a ti, tomarte la mano o siquiera respirar cerca tuyo. 
En uno de mis tantos movimientos quedé frente a ti, tu no me veías, pero yo si y cada parte de mi deseaba acariciarte como aquella vez. Tu lo recuerdas. 
Las luces de la calle atravesaban las ventanas y marcaban tu silueta recostada. Tus brazos, tu espalda, tu cabello. Nunca pensé sentirme tan atraída físicamente hacia alguien, pero estaba llena de deseo. Deseo de ti.

Estiré mi mano y jugué con la tuya, acaricié tu espalda y enredé mis dedos en tu cabello. Todo a veinte centímetros de distancia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario