miércoles, 13 de noviembre de 2013

Leer y vivir.

Es más fácil vivir la vida a través de palabras; vivirla a través de las palabras de otros o las tuyas. Se vive al máximo, sin restricciones. Puedes decidir volver a empezar, volver unas páginas atrás. Puedes elegir entre leer o no leer el final. Puedes hundirte en lo profundo de hasta las mas desconocidas palabras y salir a flote con la convicción de que las ideas se te han quedado plasmadas, de que las ideas son tuyas, de que ya tienes todo solucionado. 
Sentir de el olor del papel, vivir en las hojas, escuchar el sonido al dar vuelta la página. Todo es tan real, todo es tan vivido e intenso. 
Vivir a través de las palabras es vivir simple, es el hablar sin miedo, es el diálogo fluido y sin mucho pensamiento. Vivir así es dejar que lo que quieres decir salga, que se escuche en el aire y se lo lleve el viento. 
Vivir a través de las palabras es viajar en el tiempo, es ir en busca de ti mismo; decirte que has hecho algo mal, que equivocaste algo en el camino y que el prólogo esta mal escrito. 
Vivir a través de las palabras es tan fácil. Es fácil porque no vives realmente, porque deberías estar allá, afuera, escribiendo con tus manos, tu boca, tus besos. Cuanto deseo atrapado entre tus manos, cuanto tiempo perdido. 
Al tiempo, lo dio a luz la esperanza, una esperanza de vivir. De vivir de verdad. 
Vivir de las palabras es bueno, mientras esas palabras también sean las tuyas.


Ay, no se. Estaba guardado.

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